El rublo sigue cayendo hacia la marca de 100 por dólar, pero el gobierno ruso no tiene prisa en estabilizarlo, ya que un rublo débil es beneficioso para el presupuesto antes del aumento previsto del gasto público el próximo año.
Las sanciones han restringido severamente el acceso a divisas extranjeras, y las empresas están teniendo dificultades para recibir pagos de China y Turquía. El Banco Central ha cambiado el método de cálculo del tipo de cambio, y se ha detenido el comercio de dólares y euros en la Bolsa de Moscú.
El debilitamiento del control de divisas, incluida la reducción de la conversión obligatoria de los ingresos de exportación al 25 %, ha exacerbado la caída del rublo. Como resultado, los mayores exportadores han reducido sus ventas de divisas en un 30 %.
El rublo también se ha debilitado frente al yuan, la principal moneda para las transacciones después de la imposición de sanciones. El tipo de cambio cayó un 11 %, alcanzando 13,26 por yuan.
El Banco Central podría subir nuevamente las tasas de interés para frenar la inflación, que actualmente supera más del doble el objetivo del 4 %.